Esta serie completa la serie de La Diva.
Partiendo de la idea de que vivimos en tres mundos paralelos definidos por tres formas distintas de concebir el tiempo : el de creación , el biológico y el artificial que pauta nuestra sociedad , se podría decir que si La Diva representa mi tiempo de creación, los mensajes en una botella serían el tiempo biológico contado con la misma sencillez con la que pasa, sin más importancia ni artificio.
Mientras La diva estaba naciendo en Berlín como protagonista de mi tiempo de creación, mi padre me enviaba a través de la “ ventanita “ del ordenador los progresos de la primavera en nuestro jardín de Galicia. Durante ese tiempo él fue mi narrador para recordarme que el tiempo biológico, el tiempo objetivo que corre para todos igual , seguía existiendo allí afuera. En cierta forma y sin él saberlo su afecto mostrado en algo aparentemente tan trivial como mostrar los cambios del jardín a través de las estaciones, hizo las funciones de faro que iluminaba el oscuro mar en el que fue gestada la Diva .
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